sábado, 18 de junio de 2011

Guadix Vs. Tramontina

Heredé hace varios años dictatoríamente por parte materna, cubiertos que resultaban ser de su segundo marido, quien fue padre mío hasta los 27 años, cuando me fue revelado el secreto familiar; “no es tu padre”. Volviendo a los cubiertos (marca GUADIX) mejor imposible el nombre para mí, debo contarles que esos cuchillos sólo sirven para untar, como DANICA DORADA… En la dificultad diaria que tenía al cortar carne un muy buen día me decidí a comprar los famosos “Tramontina”.



Esto me llevó a una encrucijada: 1- Realmente mi lugar no es la cocina. // 2- Ejercitar mis bíceps con los GUADIX (tal vez sea lo mejor).// 3- Torpeza.



Sí, tal vez… Muy seguro que así sea (1 y 3 son correctas), varias veces sentí como ese bendito y TOPISÍMO tramontina, cortaba lentamente cada una de mis capas de dermis. La sensación de auto flagelo igual no supera a mi flasheo de desangramiento, puntos y varieté loca del momento. La sensación sería como: minuciosamente el tramontina maldito se va deslizando-hundiendo, serruchando ese dedito olvidado.
Estas cosas nunca suceden a diez mil metros de altura, ya que los objetos cortantes y punzantes fueron determinados peligrosos gracias a BIN LADEN y compañía… Igual, siempre encuentro un metal salido del tacho de basura del avión, para auto flagelarme al ritmo loco de mi cabeza pensativa…. Uyy, Y esto cuando paso esto ¿?...
Y chupo la herida para evitar la infección, busco curita y sigo… una cortadita más al tigre, UNA Rambo post moderna de la cocina y las alturas. Voto por los GUADIX, el brócoli y el pan con manteca ¡!


domingo, 12 de junio de 2011

S.O.S Luz verde

Para muchos cruzar la calle es algo básico y normal… regular. Claro, que cada loco con su tema. Basándome en mi experiencia personal, se ha tornado algo complejo donde temo perder la vida a cada instante. Todo un Stress. El haber cruzado mal una sola vez me bastó para alterarme cada vez que el hombrecito que indica “avance” empieza a titilar… Si hay alguien conmigo, lo/la agarró del brazo y empiezo a tironearlo para adelante al ritmo de dale, apúrate, nos pisan…


la voz se va agudizando, las palpitaciones insisten con ir más rápido y la persona que está a tu lado, se quiere soltar diciéndote: >no pasa nada< tenemos tiempo… Pará LOCAAA



Los comandos no son bien entendidos por mi persona, y empiezo con el relato de que una vez un conductor se apuró para avanzar y me piso el pie, y que desde esa vez quien cruce conmigo estará a merced de este diabólico, loco y curioso sistema de cruce de calles “made in Guada” alias, la pisada.

En fin… por eso, y mucho más es por qué disfruto de subirme al avión. Voy relajada por los pasillos, caminando… Lo único que tengo que sortear como obstáculos, son las piernas, los pies, bolsos y rodillas de la gente pasajera, que atenta con mi audaz caminar… Figúrense, que una caída en el pasillo, con medias de descanso, uniforme inmaculado, tacos infalibles y sonrisa angelical… Te saca sin titubear del TOP FIVE del GLAM…

Ah, sí se cae el avión se cae… que le vamos a hacer.