Y la vida continua, por suerte y te
sorprende con cada amanecer… Bien saben que vine de una serie de caídas;
cuerdas vocales con resfrío atrevido y una serie de nudos mal piloteados durante
un año que desembocaron, en suero, tomografías y algún que otro pinchazo extra…
Lo fascinante de todo esto, es que me gané
una vuelta en silla de ruedas… Y OH MY
GOD ¡! Es una experiencia irrepetible. Ariel, el enfermero tuvo tanta suerte
que fue el piloto de mi silla… Me dio la sensación de algo descuidado, la
sensación es como estar en una fórmula 1, el deslizamiento era más bien una
levitación, donde por supuesto a cada instante sentí que Ariel perdía el
control y yo me estrolaba claramente contra alguna columna, marco de puerta o
claramente iba ser tragada ferozmente por la puerta del ascensor…
Exagerada ¿? Tal vez… Tal vez la cefalea me
daba sensaciones jamás antes experimentadas, y ese viaje en silla de ruedas
donde claramente me hacía sentir el viento en mi cara y mi cabellera era digna
de Giordano al ritmo de: “moviendo las cabezas”… Era solo una sensación.
En el avión la silla de ruedas es pedida
para el embarque y el desembarque, en algunas escalas se depende de que EL
“Ariel” aeroportuario, tenga más músculos que Ty Pennington de “Extreme
Makeover home edition” (suenan suspiros desde mi interior). Aunque, entre nosotros si fuera Ty el que lleva esa
silla de ruedas, me entrego al rodado UNIPUERTA y sin airbag ¡!
La silla en el
aeropuerto y en el avión es incomoda, pero señoras El servicio… Sepa, viene con
músculos incluidos, aprovechen y comprueben.
Y Gracias por volar con nosotros ¡!