martes, 29 de septiembre de 2015

Viajar es magia...

Los viajes son esos momentos únicos que incluso estando acompañado podes estar solo.  En mi trabajo aprovecho esos pequeños momentos en que la mayoría  duermen, mientras cumplo mi guardia y agradezco por esa maravillosa suerte y gloria de estar en el mejor lugar, el mejor observatorio... Una nave a 900km por hora, atravesando cielos, nubes, tormentas eléctricas, viendo como cada minuto del atardecer tiñe cada nube de colores entre rosas, fucsias, naranjas y el horizonte se hace eterno, somos cazadores de atardeceres, vas persiguiendo el sol y éste te gana  y se esconde primero por más que aceleres...
Sin lugar a dudas mirar por la ventanilla del avión es algo que no hacemos habitualmente cuando trabajamos, si estoy un momento en la cabina de comando y tengo esa suerte de tal vez ver otro avión pasar,  escuchar las comunicaciones y saludos entre las aeronaves, lo cual es una clásica y eterna camaradería entre los pilotos a eso, lo llamo “EXTRA BONUS” de mi trabajo que me expande el corazón, me abre la cabeza y me eriza la piel.
Cuando me preguntan; por qué me hice tripulante de cabina? La respuesta es más romántica, y es porque amo la magia de volar, porque amo la magia del tiempo... Porque en ellos viaja mi imaginación, la cultura, el poder de la comunicación, la empatía... Porque puedo ver ciudades enteras por la noche, como si fueran luciérnagas estáticas, porque pude ver el Harbour Bridge en Sydney, el camino de Bariloche a Esquel, las montañas nevadas en nuestra Patagonia, las Cataratas del Iguazu, los mares infinitos y los extensos campos desde el mejor balcón móvil que jamás se pudiera estar, porque las vistas son miles, las sensaciones se multiplican y solo te queda un agradecimiento eterno por ser mágicamente tocada...
En un viaje ciento por cien placer, decido ir a Grecia, un lugar que cuando cumplí mis once años y comencé a estudiar la historia no pude evitar desear querer conocer. Mi viaje a Grecia tiene al momento tres etapas, o sea tres viajes inevitables y continuos.
La sensación del viaje en sí mismo, de ser solo yo misma con mi ventana, o poder estar en la cubierta del ferry y que el viento pegue en mi rostro y enrede mi cabello, ver los motores cual si fueran grandes jacuzzies del océano, es algo que no se pueden perder de vivir.
Me enamore del mar Egeo, me enamore de sus verdes, sus turquesas, sus azules tan únicos, que me invitan casi como llamado de sirena a saltar y nadar... Jugando con la mitología, empiezo a divagar historias del Egeo en mi cabeza, soy la hija NO reconocida de Poseidón... En fin, cosas que pasan mientras navegas.
Los ferries son una inversión de tiempo, no creas que son demasiadas horas, vivilo, juga, lee, deja que el viento te pegue en el rostro, sentí el aroma del mar, llénate la retina de las islas, séntate, escucha música, conéctate con vos para integrarte a la magia del viaje, la soledad en realidad no es estar solo sino tener todos los sentidos despiertos para darte cuenta de lo único y privilegiado que sos.
Viajar es ir o volver,  o tal vez ambos al mismo tiempo, viajar no es sólo tu viaje, no sólo tu destino... Sino es la liberación, y viajar no es el avión, el barco, el ferry, son todos los transportes... Permítite viajar más allá de tu destino, permitite viajar más allá de los límites, soña despierto un poco más, expandite, liberate de la presión del reloj, de planear tus siguientes tareas, viaja con la historia y las leyendas, redobla tu propia apuesta y hace leyenda vos y tu imaginación.